El crimen del arquitecto del IPV, Horacio Bracco, fue descubierto el 31 de julio de 2006, siendo hallado muerto en su casa de Chacra II sobre la calle Federico Ibarra, conmocionando a todos dado que era una persona reconocida públicamente. Luego el juicio terminó desdibujando los reclamos sociales y los límites entre víctima y victimario, a causa de lo cual el caso casi quedó en el olvido.

Las investigaciones por ese entonces llegaron a numerosos sospechosos y nunca lograban dar con el culpable, trenzándose incluso en ese momento algunas personas vinculadas políticamente, que dieron lugar a todo tipo de conjeturas.

En 2010, en el marco de otro homicidio en Ushuaia, un recluso brindó un dato respecto de un joven que habría sido el autor del homicidio de Bracco. Al principio el nombre generó desconfianza por que nunca había estado en el radar de la investigación, pero cuando se buscaron sus huellas y se compatibilizaron con la media huella dactilar encontrada en la escena del hecho, hasta los investigadores quedaron conmocionados.

El 25 de septiembre de 2010 es detenido Juan Ignacio Catrimil en su departamento de Chacra II como autor del homicidio y un año después fue condenado a 15 años de prisión.

Homicidio sin condena social
Previo a la detención por cuatro años se realizaron todos tipos de reclamos y manifestaciones pidiendo Justicia por Horacio Bracco, un funcionario respetable que había sido brutalmente asesinado sin conocerse las reales circunstancias.

El juicio oral y público dejó al descubierto circunstancias desconocidas e impensadas respecto de conductas sexuales de la víctima, no solo para con el imputado sino en otras situaciones que fueron reflejadas por otros testigos ajenos a ambas partes.

La condena casi no tuvo repercusiones, e incluso socialmente hubo una sensación hasta de contemplación de la acción homicida de Catrimil, quien reconoció la comisión del hecho y pidió disculpas a la familia y amigos de la víctima, señalando que no supo como reaccionar ante el traumático episodio detonante de su acción.

La conmoción fue tal tras el juicio, que sobre el caso se cerró una cortina de olvido; la condena de Catrimil y sus posteriores beneficios excarcelatorios transcurrieron sin novedad alguna.

Si trascendió que se recibió como técnico en comunicación social de la mano de una conducta ejemplar que le facilitó el acceso a esos beneficios.
Por parte de la “víctima” sus compañeros de trabajo en el IPV nunca más volvieron a realizar un acto público en relación al hecho, y la plaza que se había inaugurado en su nombre, fue reconvertida en la plaza “Mafalda” de Chacra II.

Libertad total
El pasado 24 de enero el cálculo de condena, restando los estudios cursados por el recluso, quien además de la mencionada tecnicatura cursa actualmente el cuarto año de abogacía; Catrimil ya estaba en condiciones por primera vez de poder acceder a la libertad condicional.
Hasta entonces solo gozaba de salidas laborales, actualmente se desempeña administrativamente en un estudio jurídico, y salidas transitorias, pero debiendo retornar a dormir en sede carcelaria.

Finalmente este 29 de enero pasado fue firmada la libertad condicional de este joven que, apenas pasados los 30 años, intentará rehacer su vida de tan tumultuosas circunstancias comenzadas a partir de aquel fatídico día del 2006.

El arquitecto Horacio Bracco.