El siniestro se produjo una vez más en la cava donde se depositan los residuos domiciliarios, que en esta oportunidad a causa del intenso calor volvieron a arder.

Numerosas unidades de emergencia se trasladaron a este punto a 20 kilómetros al norte de la ciudad, donde trabajaban en el enfriamiento junto a personal de Santa Elena, en una difícil tarea dada la extensión de la cava y el material depositado allí.

Ante ello se trabajaba además con máquinas topadoras, buscando con tierra asfixiar el fuego que generaba una columna de humo visible desde varios kilómetros.