Por segundo año consecutivo una multitud colmó la plazoleta de la Mujer, junto a la histórica Torre de Agua en pleno centro de esta ciudad. Con pancartas, consignas en carteles, siluetas, banderas y velas, cientos de vecinos y vecinas se concentraron para decir “Ni Una Menos” y “Vivas Nos Queremos”, consignas que se replicaron a lo largo y ancho del país. En la plaza se compartió un documento dando cuenta de los avances y las deudas.

La jornada de concientización comenzó con una charla-debate en el microcine del Centro Cultural Alem organizada por el colectivo NiUnaMenos local, que contó con la presencia de Liliana Hendel, una de las coordinadoras de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género, y de Paula Rodríguez, autora del libro NiUnaMenos que recoge cientos de testimonios de lo que significó esa jornada de reclamo hace hoy un año.

Las organizadoras del colectivo, compuesto por periodistas, estudiantes, integrantes de organizaciones sociales y militates sociales, leyeron un documento en el que se fundamentó el motivo del reclamo “salimos a la calle por aquellas que cada día temen que sea el último, para que decirles que estamos presentes para que no sean una más. Son ellas tantas y es tan poco lo hecho que no sabemos cuántas, ni quienes, ni por qué. Se debe a las organizaciones sociales el acompañamiento a quienes sufren de la violencia de género, ante un Estado que silencia esas voces”.

A pesar de que en 2009 se dictó la ley para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres en todos los ámbitos, después de 7 años aún reclamamos por cifras oficiales de la cantidad de femicidios y estadísticas sobre violencia de género, reclamamos por una justicia eficiente que oiga las demandas y que actúe con la urgencia necesaria. Reclamamos también para que la ley 26.485 se reglamente en su totalidad y que estas palabras no sólo queden en el aire.

Desde el año pasado, cuando nos convocamos por primera vez en esta plaza, las denuncias por violencia de género en Río Grande se triplicaron. Esta tarde estamos mostrando el primer paso a dar, cuando dejamos de pensar que es normal que un novio, un padre, un esposo o un jefe lastime a una mujer. Que por más que no haya moretones la violencia en la palabra, en el abuso u omisión de responsabilidades también debe desnaturalizarse. Hay aún mucho camino por transitar en nuestra Provincia desde todos los ámbitos, en esta lucha conjunta. No es visible, por ejemplo, en la legislación fueguina que la protección a las víctimas también debe incluir la prevención, y deja de lado la responsabilidad de cada área de gobierno para luchar contra esta enfermedad social.

Existe en nuestra ciudad legislación para la creación de un Espacio de contención para las mujeres violentadas que contempla medidas de formación, campañas de difusión e incluso espacios de tratamiento para personas violentas. También ha sido un logro el impulso de la generación de estadísticas y relevamiento sobre los casos sucedidos en la ciudad para conocer la dimensión que asume la problemática aquí

Demandamos un centro de asistencia integral para las víctimas de violencia, capacitaciones con perspectiva de género para los y las funcionarios públicos en todas las instancias, desde los colegios hasta las comisarías, para lograr que el trabajo conjunto erradique la violencia. Debemos dejar de educar niños y niñas con jerarquías de género y demostrarles que son iguales en derechos y oportunidades.