En Ushuaia avanza un proyecto inédito: el desarrollo del primer viñedo fueguino, ubicado en el predio de Tolkeyén Ushuaia Hotel, a orillas del  Canal Beagle. La iniciativa comenzó hace casi cuatro años como un trabajo académico y hoy se consolida como un emprendimiento con potencial productivo y turístico para la provincia.

El origen

La idea de crear un viñedo en Tierra del Fuego surgió en el marco del trabajo final de la carrera de Ingeniería Industrial de Héctor Abolsky, egresado de la Universidad de Buenos Aires.

“La idea se originó hace ya un tiempo, pero toma vida hace casi cuatro años a partir de la búsqueda de una temática para desarrollar mi trabajo final”, explicó. Su padre, Esteban, empresario del grupo Arakur, ya había explorado esa posibilidad en el pasado y lo alentó a presentarla como proyecto académico.

Según relató Héctor, la motivación principal es “crear un producto auténtico y 100% fueguino, que sería además el viñedo más austral del mundo”. Agregó que el proyecto representa la continuidad de una visión empresarial familiar orientada a la innovación:

“Desde un inicio mi abuelo Carlos pensó en productos que generen valor agregado y de alta calidad, cualidades que se transfirieron desde los inicios de Famar como empresa autopartista hasta la actualidad de Arakur como empresa turística”.

De una tesis universitaria a un emprendimiento real

Tras la aprobación del proyecto, comenzó la investigación sobre la factibilidad del cultivo de vid en Ushuaia.  La elaboración de esta etapa incorporó el conocimiento obtenido a partir de consultas con profesionales de la vitivinicultura, un viaje a Mendoza para conocer los procesos de producción y la recopilación de documentación científica sobre mitigación de efectos climáticos adversos.

“Fue un proceso de aprendizaje intenso, sobre todo en la parte agronómica, en la que no tenía experiencia”, señaló Héctor.

Explicó que la carrera le brindó las herramientas para abordar nuevos campos de conocimiento y que la evolución del proyecto fue “orgánica”, al pasar de su trabajo en una empresa multinacional a la incorporación al grupo familiar, donde retomó la iniciativa en la práctica.

El equipo analizó casos comparativos en distintas latitudes y concluyó que “no existen climas muy similares a los de la isla para la producción de vid”, lo que representa un desafío adicional para los ensayos iniciales.