El cuerpo de inspectores municipales notificó a todos los comercios abiertos de limitar sus ventas a los elementos de primera necesidad como alimentos y de higiene, tanto personal como limpieza.

Ante ellos los centros grandes de consumo inhabilitaron góndolas y sectores de artículos que no responden a esas necesidades primarias, a fin de también desalentar la concurrencia de personas por razones injustificadas.