Cuando en julio de 2017 empezó a planificar el gran viaje, Martín Echegaray Davies preveía toparse con algunas dificultades, que eventualmente sortearía. Aunque jamás se le pasó por la cabeza “como a cualquier otro” que casi tres años después se encontraría con un mundo prácticamente “cerrado”, impedido para circular.

Entre las historias de esos miles de argentinos que aguardan por regresar al país, la de Martín es una muy diferente: él está de viaje desde hace 884 días hasta este miércoles. No se fue por vacaciones ni por cuestiones de trabajo o estudios. Su razón para cruzar la frontera fue el deseo de aventura.

El 31 de octubre de 2017, el hombre emprendió una travesía tan ambiciosa como arriesgada: ir caminando desde Tierra del Fuego hasta Alaska. Durante dos años y cinco meses caminó 22.850 kilómetros y hace unas semanas llegó hasta la frontera entre Estados Unidos y Canadá. Le faltaban alrededor de 6.000 kilómetros más para completar su objetivo. Sin embargo, las restricciones a causa del coronavirus hicieron que el periplo terminara antes de lo previsto.

Martín, o Kuky, como lo llaman, tiene 63 años. Está casado y tiene tres hijas y seis nietos. Se gana la vida trabajando como jagüelero, haciendo pozos y alambrados, arreglando molinos. Oriundo de toda la vida de la ciudad chubutense de Trelew.

Martín se fue solo. Lo único que lleva consigo es el “carricatre pilchero”, tal como lo llama, un catre de campaña modificado en el que guarda ropa, alimentos, agua, colchoneta, lona, carpa, herramientas (martillo, llave francesa y otras por si se avería el móvil) y dos banderas, de Argentina y Gales, que flamean al aire. Son “180 kilos de peso” a cuestas, según estima.

El viajero cuenta que hasta inicios de esta semana estuvo alojado en un hotel gracias a donaciones económicas que fue recibiendo (para financiar el viaje inició una campaña de colaboraciones en Go Found Me). Y ahora duerme en su carpa, aunque bajo techo, ya que los dueños de una chacra le ofrecieron quedarse en un galpón.

El panorama que describe de Fargo es parecido a lo que sucede por estos lares, con prohibiciones laborales y medidas de prevención para los restaurantes, estaciones de servicio, comercios.
Hoy Martín se encuentra en lista de espera para volar hacia su Chubut natal. Tendrá que tener paciencia: en el marco de las medidas adoptadas para frenar el avance del coronavirus, el Gobierno nacional anunció el martes pasado la suspensión “hasta nuevo aviso” del operativo de repatriación de argentinos que están varados en el exterior.

A falta del vuelo de regreso, su periplo lleva ya casi 900 días y aunque no pudo llegar a Alaska, Martín asegura estar satisfecho y sentirse realizado.

“Muchos me preguntan si yo pienso volver para completar esos 6.000 kilómetros que faltan y el tema es que yo salí con 60 años, que no es lo mismo 64. Y si tengo que transitar algún tramo en vehículo para eso ni lo hago”.

Fuente: Infobae.