La intervención de las autoridades municipales había tenido lugar esta semana en el sitio donde se incendió el supermercado Tierra del Fuego y se vendían bebidas remanentes del siniestro. Ayer se detectó que la venta de estas bebidas continuaba en un corralón del parque industrial.

La intervención fue casual este miércoles en un corralón que también es de los mismos capitales chinos que el supermercado, en un predio del parque industrial donde funciona la empresa Río Esperanza del Sur, en calle Juan B. Justo.

En ese corralón donde se venden materiales para la construcción se volvió a detectar el acopio de las bebidas sobrantes del incendio “en condiciones básicas no aptas para la manipulación y comercialización de alimentos”, alegó el director de Bromatología Municipal, Víctor Canalis.

Sobre estos artículos se volvió a reiterar la recomendación de no consumirlos, “la condición en que se llevó a cabo la venta, los potenciales riesgos y la cuantía de productos alimenticios en este caso bebidas. El establecimiento una vez que fue liberado por la Justicia, pasaron diez días donde todo el producto alimenticio estaba en descontrol, no solo con el deterioro del incendio, sino expuesto a la intemperie, en contacto con productos perecederos en estado de putrefacción, un edificio afectado por gases y vapores por la combustión de todos los productos quemados, un riesgo incalculable”, dijo respecto de las bebidas que fueron adquiridas por cientos de vecinos.

“Las botellas uno no sabe a que temperatura estuvo sometida, pero podemos asegurar todos los envases estaban afectados por gases y hollín, y pensar que eso puede caer adentro de una casa una cocina, coexistiendo con otros alimentos, es una barbaridad”, dijo Canalis.

En cuanto al segundo procedimientos de ayer, Canalis detalló, “posterior al procedimiento en el supermercado siniestrado, nos llega información en una fracción de días que esa mercadería estaba en un corralón aparentemente de la misma empresa en condiciones de depósito impropias en un lugar donde hay materiales para la construcción, una planta de elaboración de bloques, condiciones que no tienen nada que ver con los alimentos”.

En este segundo procedimiento, “se lacraron los productos y fajaron a responsabilidad del tenedor, hasta tanto se defina la modalidad de decomiso de toda esta mercadería por ejemplo el envío al relleno sanitario de la ciudad”, concluyó.