#NoALaSalmonicultura es la campaña viral promovida por los representantes más célebres de la cocina en el país, en contra de la instalación de salmoneras en el Canal de Beagle. Se sumaron a la iniciativa, entre los más célebres, Fernando Trocca, Narda Lepes, Germán Martitegui y Mauro Colagreco.
Mientras se impulsa desde el Gobierno nacional, en conjunto con el Gobierno provincial e inversionistas noruegos, el proyecto para la instalación de salmoneras en el Canal de Beagle, los chefs con peso en la opinión pública se han unido en una campaña #NoAlaSalmonicultura para alertar sobre los riesgos ambientales que conllevará la decisión.
Encabezados por figuras reconocidas de la gastronomía como Narda Lepes, Fernando Trocca, Germán Martitegui o el reciente ganador de las tres estrellas Michelin, Mauro Colagreco, una larga lista de profesionales de la cocina se encolumnaron detrás de la consigna #NoaLaSalmonicultura.
A partir de una campaña viral que se inicia con una placa: «Necesitamos que lean esto», desde hace un par de días se ha instalado la preocupación abrumadora en torno a lo que conlleva en términos de salud de los comensales, así como los riesgos de catástrofe ambiental.
La aproximación del negocio se produjo a partir del la firma de un convenio que data de hace un año por el cual Innovation Norway, agencia de negocios oficial de Noruega, se comprometió a la realización de los estudios de factibilidad para lograr instalar plantas criadoras de salmón en cautiverio en la costa austral.
La experiencia de la que alertan los profesionales tiene antecedentes en la costa trasandina y probablemente se escude en los daños que la operatoria ya ha generado en los criaderos chilenos.
La Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA) publicó un informe científico que revisa la situación actual de la industria salmonera en Chile, país que en tan solo 20 años se encaramó como el segundo productor mundial de salmón, detrás de Noruega.
Su experiencia ambiental saltó a la luz en ocasión de la aparición del virus ISA (anemia infecciosa del salmón), que impactó a los criaderos hacer una década. Más de dos mil kilómetros de costa fueron afectados.
Chiloé es otra experiencia cercana en la que ganar inspiración y aprendizaje: la masiva industria salmonera empezó por matar el entramado comunitario porque rompió los equipos de trabajo. Cuando las empresas captaron «empleados pescadores» destruyeron la base histórica de salir al mar juntos. Más tarde, además, se deshizo de la fauna marina con la marea roja produciendo mortandad masiva de machas, piures, picorocos, jaibas, locos, lapas, choros y cholgas.
Las dificultades que se han atravesado a partir de este desarrollo en Chile en apenas 2 décadas, son antecedente suficiente para que los chefs argentinos se hayan hecho eco para poner en agenda la discusión de la problemática.
Además, desde el Foro para el Mar Patagónico y organizaciones de la sociedad civil para la preservación de los mares del Cono Sur, señalaron que son una decena los impactos ambientales. Entre ellos: introducción de especies exóticas, abuso de sustancias químicas, introducción y propagación de enfermedades, residuos sólidos y líquidos y desechos industriales, entre otros.
Entre los locales se esgrime que las salmoneras llegan por 10 años, producen, depredan y dejan un tendal de contaminación y destrucción de la industria pesquera preexistente. Basta mirar a Chile como antecedente concreto.
Fuente: Infobae