Más de 350 personas se sumaron a la cainata por las costas del Canal Beagle hasta el sector donde se lleva adelante el desmonte de bosque nativo, buscando visibilizar el impacto ambiental de la controvertida obra.

La convocatoria fue para este domingo, donde las personas autoconvocadas se acercaron para formar parte del reclamo, caminando unos 5 kilómetros hasta llegar al bosque recientemente talado y realizar un abrazo simbólico.

Al inicio de la caminata se leyó la ‘Declaración de Escarpados’. Una carta abierta dirigida al Gobierno de la Provincia de Tierra del Fuego en la cual se solicita se detengan las obras. Los presentes acompañaron con su firma dando el aval al petitorio. Durante el recorrido, arqueólogos e investigadores del CADIC brindaron una charla abierta en cercanías de la Estancia El Túnel, donde se hizo un recorrido histórico referente a las primeras investigaciones en el sector y los avances a lo largo de la historia de los yacimientos.

Los investigadores remarcaron los cuestionados estudios de impacto arqueológico, y la postura de funcionarios del Gobierno provincial de ampararse en que “no son necesarias las investigaciones” argumentando que “la información ya está recolectada en investigaciones anteriores, y siempre es la misma”, postura que los arqueólogos calificaron de “falaz”.

Enfatizaron en que se trata de recursos no renovables y que los daños que se generen sobre el patrimonio es irrecuperable.

También se abordaron temáticas ambientales a cargo de organizaciones tales como Manekenk, Beagle Secretos del Mar, Soy Parte del Bosque Fueguino y de biólogos involucrados en las mismas, resaltando los aspectos naturales y la importancia de conservar el bosque fueguino como valor turístico, natural y cultural. El grupo A limpiar Ushuaia organizó también una limpieza de la zona de Baliza Escarpados con el objeto de dejar el lugar en mejores condiciones de las que se encontraba.

Por otra parte, se discutió la mirada económica y estratégica de esta obra donde se resaltó que “actuamos según modelos que se asemejan a los que utiliza el Gobierno Nacional, donde la utilización de recursos tiene una mirada extractiva, al corto plazo y de rápida ganancia que suele ser repartida entre unos pocos; que sólo interesa lo que se pueda exportar, como en el caso de la salmonicultura que termina generando pocos puestos de trabajo y produce un desequilibrio ambiental irreversible ya conocido, en lugar de apuntar a preservar el ambiente natural y que lo que se exporte sean las ‘experiencias’ a partir de la valoración del ambiente natural que el turismo pueda llevarse, y que esto termina articulando muchísimas actividades, que verdaderamente generarían puestos de trabajo y economías sustentables al mediano y largo plazo”.