Favorecida por las tarifas baratas, Tierra del Fuego se transformó en la capital de la minería de criptomonedas. La razón es que la actividad, casi sin regulación y con un clima apropiado para refrigerar los equipos, consume el 22% de la energía eléctrica de toda la isla. “Ushuaia, Río Grande y Tolhuin están al límite”, indicó Moisés Solorza, secretario de Energía provincial.

Según un informe la distribuidora mayorista Camessa, entre agosto y octubre, Tierra del Fuego consumió 40,2 megavatios, de los cuales 9,7 megavatios correspondió a empresas criptomineras. La provincia es un lugar propicio para esto, la minería de criptodivisas requiere mucha cantidad de energía eléctrica para alimentar las granjas de servidores, computadoras y placas de video entrelazadas. Por ese motivo es que los lugares fríos resultan cómodos para enfriar (casi sin costo) los equipamientos. 

La llegada del invierno preocupa a las autoridades. El miedo es que el aumento del consumo eléctrico provoque seguidas interrupciones en el servicio. Además de las grandes granjas productoras de criptos, “proliferaron las micromineras hogareñas y la falta de controles que se debieron establecer para fijar pautas y regular normas”, agregó Solorza.