La Justicia Provincial no para de registrar verdaderos papelones impropios de un Poder del Estado, manejado por personas con desestabilidades emocionales que van de un escándalo en escándalo, cuando no un delito.
La ya célebre fiscal Laura Urquiza, quien el año pasado se negara a intervenir en una causa por la muerte de un paciente en un sanatorio, ahora es protagonista de una denuncia penal presentada contra el propio director de Superintendencia en los tribunales de Campamento YPF, Luis Cavota.
La razón resulta propia de una reyerta callejera; una discusión en torno a recriminaciones que Cavota le habría efectuado a la fiscal por la forma en que estaciona su vehículo en la playa destinada al personal judicial, obstruyendo la salida de otros rodados.
La discusión habría escalado en el tono, tras lo cual Urquiza optó por la vía judicial para denunciar al funcionario por “amenazas” en jornadas en que la Justicia Penal está abocada a procesos penales importantes como un homicidio.
La fiscal, de una asistencia laboral intermitente y permanentes malos tratos -.que paradójicamente hoy denuncia-, se encuentra en tribunales buscando impulsar la causa en el marco de la cual el juzgado de turno ya dictó una “prohibición de acercamiento” entre ambos funcionarios.
La sociedad continúa absorta mirando el desempeño de funcionarios judiciales abocados más a rencillas personales o internas, más que a dispensar un servicio de Justicia para el cual solo cumplen unas pocas horas de trabajo al día (en el mejor de los casos).
Siguen los problemas en fiscalía
Asimismo una fiscalía que ya viene de otro escándalo, como es el de una empleada apañada por años por el Poder Judicial, que defraudó a otro fiscal con compras con su tarjeta de crédito; ahora vuelve a ser escenario de un bochorno propio de un ambiente laboral de suma informalidad.
Todo esto a los ojos de un Fiscal ante el Superior Tribunal de Justicia, Eduardo Urquiza, quien tenía en sus manos la sanción de esta fiscal por omitir sus deberes como funcionaria, sin adoptar ninguna medida tanto penal como disciplinaria, y que en lugar de ello se paseó estos meses junto a Laura Urquiza hablando en talleres de cyberdelincuencia y estafas virtuales (ver abajo).
Una fiscalía que no registra hace tiempo una sola condena en esa materia delictiva y que en lugar de ello solo se dedica a tapar los baches que generan las ausencias laborales e inacción de sus integrantes, en tono de complicidad. Para peor, ahora una de sus integrantes genera un dispendio judicial de recursos por una discusión de estacionamiento con un compañero de trabajo.

