El ígneo consumió toda la planta de la empresa Plásticos Isla Grande ubicada en Brown y Ortiz. Extraoficialmente se supo que el fuego se inició en la zona del depósito de la planta y rápidamente se fue propagando a las otras instalaciones y amenazaba a las propiedades lindantes. Serían unas 80 personas las que pierden su fuente laboral.

La principal versión da cuenta que se realizó una limpieza de la fábrica y se arrojaron diversos residuos en la parte trasera de la misma, donde habrían comenzado a arder por una colilla de cigarrillo o bien por el accionar de menores que habrían iniciado el fuego a modo de juego.

Las llamas rápidamente se propagaron a la parte posterior del depósito que da a la calle Almirante Brown, evacuándose el personal mientras llegaban los primeros bomberos que no lograron controlar el fuego antes que comenzara a propagarse.

De esta forma el fuego comenzó a extenderse por calle Ortíz ganando terreno sobre la estructura de la fábrica, favorecido por el fuerte viento que en cuestión de minutos puso en riesgo las viviendas vecinas sobre la otra punta de la nave, que da a calle Forgacs.

Allí los numerosos bomberos se jugaron prácticamente la vida, entre el fuego abrasador que presentaba llamaradas que se alzaban a casi 30 metros, poniendo su humanidad entre el mismo y las viviendas de los vecinos a las que “enfriaban” con chorros de agua.

Solo la denodada labor de los bomberos evitó que esas viviendas se incendiaran aunque el humo y el calor seguramente causaron importantes daños que se evaluaran con el correr de las horas, ya que el combate contra el fuego continúa.