El Poder Judicial fueguino hasta el momento no despejó ninguna de las incógnitas que rodean al hecho, a pesar de que nadie cuestiona que la muerte del senador haya sido un suicidio.

El 18 de octubre pasado la provincia se conmovía con la información que daba cuenta del suicidio del senador nacional Matías Rodríguez en su domicilio en la ciudad de Ushuaia, de un disparo en la boca con un arma de su titularidad.

La nota que la propia víctima se encargó de divulgar en distintos grupos de su espectro político, e incluso a altas figuras de la política nacional; dio cuenta de profundos motivos personales vinculados a la ruptura sentimental con la concejal Laura Avila y el inicio de una relación por parte de esta con quien fuera su amigo, el intendente de Ushuaia Walter Vuoto.

El juez de la causa el Dr. Federico Vidal condujo una liviana investigación que en los primeros días avanzó a ritmo acelerado, habida cuenta de que no había dudas; los peritos descartaron la posible intervención de terceras personas en el deceso.

Pero luego a esto comenzaron a llover numerosos interrogantes; las horas previas al trágico suceso, el rol de los custodios del propio senador que omitieron detalles significativos de esa tarde y finalmente los hematomas y un corte que presentaban el cuerpo de Rodríguez.

Al domingo siguiente la elección de la primera vuelta tuvo una contundente manifestación del arco político provincial reclamando el esclarecimiento de las circunstancias que rodearon a la muerte de Rodríguez, y otra señal fue la ausencia en las urnas del intendente de Ushuaia y presidente del Partido Justicialista, a quien apuntaban las miradas.

Allí el juez de la causa pareció encontrar el “respaldo político necesario” para ordenar allanamientos en los domicilios de los custodios (casi a una semana del hecho) y nuevas testimoniales a fin de aclarar distintas circunstancias que rodearon al hecho.

Los celulares y dispositivos electrónicos de Rodríguez que nunca aparecieron, una valija misteriosa que nunca apareció, la que le fue acercada por sus custodios esa tarde y en la que se presume iba el arma usada, y las últimos tortuosas horas en la vida de Rodríguez luego de una pelea esa madrugada con Vuoto en referencia al episodio sentimental mencionado por la propia víctima.

La única luz respecto de ese último hecho la aportó el testimonio de la propia viuda y concejal, Laura Avila, quien brindó los detalles de todo lo sucedido. Increíblemente el juez de la causa a la única persona que nunca citó a declarar al respecto fue al propio protagonista de esa historia; Vuoto.

Una incógnita que permanece respecto al criterio del juez es si no guarda la independencia y valor necesario para una convocatoria a testimonial, o si está evitando para Vuoto el rol de testigo ante una eventual imputación el día de mañana, en una causa donde aparentemente no habría indicios de criminalidad, de tratarse de un suicidio.

A un mes con todos estos interrogantes son escasas las respuestas que lamentablemente parecemos resignados a esperarlas en base más a los tiempos políticos (pasar las elecciones de este domingo) que a los tiempos procesales.

Un detalle no menor es que a menos de un mes de su muerte, cerraron todas las cuentas en redes sociales del difunto Rodríguez, a pesar de lo cual este sábado el senador radical Pablo Blanco fue el único en recordarlo en sus redes…