Los magníficos ejemplares bajan de la zona cordillerana ante el intenso frío y la escasez de alimentos hasta este improvisado apostadero de cara al mar, en la costa de Río Grande.
El fotógrafo y especialista en el avistaje de aves; Luis Benegas, pudo captar en video estos ejemplares.
“Es común todos los años ocurre, pero la gente no suele observarlos. Por lo general saben llegarse uno o dos, pero con este invierno atípico con estas bajas temperaturas que no se daban hace muchos años, siempre se vienen para estos lados porque en la cordillera está más frío y no hay suficiente alimento”, comentó Luis quien trabajó en ornitología en el museo municipal Virginia Choquintel.
“Son aves carroñeras que no saben cazar y aprovechan cualquier animal muerto, por lo que suelen salir en los horarios diurnos, pero ya por la tarde comienzan a regresar a los apostaderos”. Agregó.
“En lo personal es la primera vez que veo tanta cantidad que llamó mi atención”, concluyó Benegas.